Tengo muchos defectos y virtudes como todo el mundo, aunque mi mayor defecto es la sinceridad.
Me doy cuenta con el paso del tiempo que la gente quiere vivir en una farsa llena de halagos y no enfrentarse a la realidad. Además hasta te desplazan si dices lo que piensas.
Cada uno vive sus realidades, eso lo tengo claro y lo que para uno es un engorro para otro la panacea, pero eso es lo bonito de la diversidad, lo que todavía no entiendo es por qué unos se enfadan con otros o les dejan de hablar por ser sinceros y tener sus propios valores aunque no se compartan.
El ser sincera es un valor en desuso, y está muy mal visto.
Hace unos años que la gente actúa de esta forma: o piensas como yo, o estas en mi contra y te dejo de hablar y que me digas lo que piensas me importa bien poco, yo tengo la verdad absoluta.
Todos saben enfadarse, y criticar, pero no dan la cara, ni actúan como ejemplo de la persona que dicen que tienes que ser.
Es muy fácil señalar, es muy fácil condenar y quejarse, pero dar ejemplo es lo difícil y aun no he visto a nadie que lo haga.
Así que... les perdonaremos porque no lleva a ningún lugar enfadarse con ese tipo de personas tan vacías, pero cada vez me gusta más ser una ermitaña, y encerrarme en mi mundo.
¿A vosotros también os pasa?
Besos y sonrisas
B.
