Era vivaz, naranja como el que más y no dudamos en adoptarlo. Compramos una pecera de segunda mano y una compañera de viaje, la primera Lolita (un periscopio). Se llevaron bastante bien, pero Lolita enfermó y murió. Así que decidimos ponerle más compañeros, otra Lolita y dos miracielos Pirata e Iris
No fue buena idea, ya que se estresó y se puso enfermo es cuando aprendimos que cuando un pez se pone enfermo los demás se lo comen y eso empezó a ocurrir, sus nuevos compañeros empezaron a comérselo pero... los separamos y Óscar se recuperó y se hizo con el control de la pecera. El tiempo fue pasando y fueron muriendo, primero Iris, luego Pirata, el mes pasado Lolita 2 y ayer Óscar.
Yo me siento responsable, con la vida tan atroz que llevamos y la llegada de la pequeña, no les he dedicado mucho tiempo, me limitaba a darles de comer al levantarme y de cenar al dormir, y mi marido es quién se hacía cargo de todos ellos, cambiarles el agua, controla temperatura, limpiar pecera, comprar medicamentos... todo. Con al pandemia empecé a enfocar mi vida a la slowlife, a simplificar mi tiempo, y aunque aún estoy en ello he ganado mucho tiempo para estar más relajada, no sin mis picos de estrés que provoca la vida, que aunque intento manejar pues como buena aprendiz me resulta difícil y me cuesta muchas veces, aun así en mayo intenté salvar a Lolita sin éxito y lo mismo me ha pasado con Óscar.
Pequeños siento no haber estado a la altura, Pablo, gracias por haberles cuidado lo mejor posible y tener esa paciencia.
Óscar gracias por habernos esperado para estar con nosotros todo este tiempo, jamás te olvidaré.
Que tengáis un buen fin de semana.
Besos y sonrisas
B.
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